CINE: YULI de Iciar Bollain

España 2018
Carlos Acosta. Santiago Alfonso. Keyvin Martínez. Edison Manuel Olvera. Laura de la Uz. Yerlin Pérez. Mario Elías. Andrea Doimeadiós. Carlos Enrique Almirante. Cesar Domínguez.

Carlos Acosta llegó a ser uno de los mejores bailarines del mundo.
Un largo recorrido que comienza lejos de cualquier cuento. Carlos Acosta, Yuli, no era un niño con vocación de artista ni había nacido en una familia con inquietudes culturales. Tampoco era el niño pobre con coraje e ilusión por alcanzar un sueño.
Era un niño cubano, de barriada humilde y negro.
Era un niño que no quería bailar, pero que tenía un padre tan bruto como visionario.
Su viaje es tan duro e increíble como difícil. Una lucha constante consigo mismo y una amistad no deseada con la soledad.
Yuli es algo así como el anti Billy Elliot.
Iciar Bollain afronta esta ambiciosa producción de una forma musical.
Los diferentes tramos de la vida del protagonista se complementan con escenas de baile, fundamentalmente, los ensayos de una función basada en la vida del artista y en su larga peripecia, ahora de regreso en Cuba.
Yuli habla de muchas cosas.
Quizás de demasiadas.
Habla, ya lo hemos dicho, de la lucha con uno mismo, con su talento innato, del éxito y lo poco que puede suponer, de la soledad y el desarraigo y de la necesidad del amor. De la familia.
También habla de la sociedad de su país, de la ruina de los ideales, aunque sea de una forma tangencial.
Además, el objetivo es tan ambicioso como abarcar toda una vida llena de meandros.
Puede achacársele la falta de profundidad, las elipsis que dejan áreas sin cerrar como ese salto desde la infancia o ese personaje de su hermana, bastante perdido en el conjunto. También cierta ausencia de conflicto, simplemente marcado, señalado.
Pero es imposible sustraerse de la belleza de las escenas de baile. Especialmente las dos primeras composiciones, las que representan la relación de Yuli con su padre, son inolvidables. Tampoco es fácil no dejarse llevar por la ligereza que la directora consigue otorgar al conjunto, o por las excelentes interpretaciones de todos, tan perfectas como homogeneas.
Creo que Yuli es una película mejor en la visión que en el recuerdo, en el análisis posterior.
Pero son casi dos horas que se disfrutan sin mácula, con todos los sentidos.
Una apuesta tan difícil como agradecible.
En Yuli pueden faltar cosas pero no hay nada malo y sí mucho bueno.
Tiene mucho de homenaje, de respeto, de admiración. Y eso se nota.

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