CINE: DOBLES VIDAS de Olivier Assayas

Francia 2018
Guillame Canet. Juliette Binoche. Vincent Macaigne. Nora Hamzawi. Olivia Ross. Christa Theret. Antoine Reinartz. Pascal Greggory. Violaine Gilibert

Hacía tiempo que no veía una película donde se hablase tanto. De hecho, los personajes de esta cinta, elegante y equilibrada como todo lo de Assayas, es lo único que hacen.
Lo paradójico, es que en la mayoría de sus conversaciones, el tema de su charla está relacionado con las nuevas tecnologías, la revolución del mundo digital y, en definitiva, las nuevas formas de comunicación.
Pero ellos siguen hablando.
"Todo tiene que cambiar para que todo siga igual".
Esta cita tan repetida de El Gatopardo, y no siempre bien traída, aparece también en Dobles Vidas. En este caso, encajada a la perfección.
Porque la nueva propuesta de Assayas es un ejemplo perfecto de lo que se mantiene, de como se fusiona una revolución social con las esencias inmutables del ser humano.
Los protagonistas son un grupo de amigos de la élite intelectual que viven los cambios de su entorno con más o menos convicción, pero siempre con un matiz de rechazo, de miedosa nostalgia.
Como fondo, sus relaciones se cruzan en una pequeña red de infidelidades y mentiras, propia de las comedias clásicas de género.
Lo que convierte pues la obra en actual es su fantástica captación del entorno y que ocurre hoy, y que ellos, todos, son rabiosamente hoy.
Assayas hace un viaje sin moverse, o nos anima a que lo hagamos sin miedo a perdernos, porque el ser humano, sus inquietudes, sus miedos, sus añoranzas y sus ilusiones, seguirán existiendo siempre.
Todo con la palabra.
Me gusta la palabra, me gustan las películas que no temen el diálogo. Necesita estar muy bien escrito y unos actores que lo hagan creíble. Aquí ocurre todo ello de forma superlativa. Y entonces las palabras cumplen su cometido: decir cosas, porque nadie las ha vaciado de contenido.
Dobles Vidas es una mezcla arriesgada, valiente y de sobre conseguida.
Es tan inteligente en su planteamiento y desarrollo que uno se apasiona, sólo escuchando.
Podría extenderme, desarrollar la continuidad de la narración hacia ese final tan hermoso, hablar de la ternura que se consigue en algunas de sus escenas, pura, también del humor que va apareciendo en el último tramo, lúcido.
Podría hablar de su profundidad y de su aparente ligereza.
También de sus intérpretes. En este caso, todos perfectos, me cuesta, como siempre que ella aparece, no citar a Binoche. Su madurez es naturalidad e inteligencia. Decir que está perfecta es decir lo de siempre, decir que está humana también empieza a ser repetitivo. La adoro. Se merece el pequeño homenaje en la casa de la playa.
Por último, he leído en alguna crítica que se compara esta obra de Assayas con el cine y estilo de Woody Allen. Pensaba al salir, que quizás esta película debería de haber sido el tipo de cinta en el que hubiese desembocado un Woody Allen maduro, menos consciente de si mismo y más libre. Por supuesto también muy europeo. 
Es una elucubración, lo sé.
Finalizando: no sé lo que durará Dobles Vidas en cartelera en estos tiempos de trepidante distribución. No esperéis. Es magnífica, diferente y conocida. No se si me explico....

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