CINE: LA FAVORITA de Yorgos Lanthimos


UK/ USA 2018
Olivia Colman. Rachel Weisz. Emma Stone. Nicholas Hoult. Joe Alwyn. Mark Gatiss. James Smith

Tras cuatro películas sorprendentes, esta es la primera vez que Lanthimos trabaja con material ajeno.
Cuando un autor tan singular asume ese cambio, el comentario sobre su nueva obra parece tener, inevitablemente dos vertientes: por un lado la obra en sí, y por otro, saber como encaja esta en su filmografía.
Por lo que se refiere a la obra, La Favorita me parece impecable.
Nos encontramos en el siglo XVIII. Inglaterra está en guerra con Francia, y el destino de la isla está en manos de la Reina Ana, una mujer tan débil como absurda.
Las decisiones las toma realmente su favorita y amante, Lady Sarah Malborough. La llegada a la corte de una prima de esta venida a menos pero con ambición de retomar su anterior categoría, convertirá los pasillos del palacio en un ring de sórdidas intrigas.
Lo primero que hay que destacar, es que el director griego opta por alejarse de cualquier academicismo estético. Me recuerda, con las debidas distancias, a lo que en su día hizo Stephen Frears con Las Amistades Peligrosas, huyendo de lo decorativo para presentar una realidad mucho más oscura y seguramente más cierta.
La Favorita, como ocurría también en aquella, es una película de personajes ( que aquí son más humanos y menos simbólicos que en las anteriores películas del autor ).
La dirección artística y el vestuario son sin duda excelentes, ese palacio que parece ser casi un laberinto, esos ropajes que en ocasiones parecen disfraces. Pero lo que importa es quien los habita y los viste. Es ahí donde se centra la cámara y es con ella, y con unos diálogos tan precisos como afilados, como consigue penetrar en la miseria que componen el miedo y la ansiedad. La intimidad con la que penetramos en el interior de cada una de las tres protagonistas, es tal que llega a parecernos obsceno.
La película conforma una red tan perversa como patética y dibuja toda la crueldad de un periodo histórico. Pero además nos permite identificar perfectamente a sus personajes y entender que la humanidad, lamentablemente, ha cambiado menos de lo que pensamos.
La caligrafía, mucho más desarrollada que en otras propuestas, es perfecta, magnética, creando una extraña belleza. La luz de las velas, la excelente utilización de la música, esa visión de ojo de pez y ese movimiento rápido, brusco en ocasiones, que al tiempo que nos distancia, como si estuviésemos viendo a los personajes a través de un microscopio, también nos integra de una manera envolvente, circular.
He dicho que era una película de personajes y en casos así es fundamental el trabajo de los actores. Aquí son tres mujeres, tres actrices que no podrían superar lo que nos muestran. Las tres consiguen que las odiemos y las compadezcamos. El patetismo de Olivia Colman, su infantilismo, su fragilidad, es el centro alrededor del que giran las otras dos. Admiro a Rachel Weisz, su belleza, su exquisitez, y nunca imaginaría a Emma Stone en una propuesta así.
Ahora vamos con la segunda parte:
Está claro que esta cinta supone la salida de su director del ámbito de la marginalidad ( con El sacrificio de un ciervo sagrado ya había dado un paso ) y su acercamiento a una producción más convencional.
La pregunta es si ha tenido que traicionarse para ello.
Personalmente pienso que lo que importa es que siga haciendo buen cine, muy buen cine. Pero además, La Favorita puede ser todo menos convencional. Y por supuesto, difícil imaginar un final más Lanthimos ( quien por cierto, ya demostró en Canino y en Langosta que es un maestro cerrando lo imposible ).
En cuanto a la temática, elimina por supuesto las ideas delirantes del resto de sus ficciones, pero sólo para darnos a entender que la vida llegó a ser mucho más delirante y cruel en realidad, en tiempos que muchas veces nos permitimos recordar con nostalgia.
Sin duda es un paso diferente, pero un paso muy bien dado y que esperemos que marque un camino.
Y sobre todo, creo que ya lo he dicho, recibimos una magnífica película con mucho que apreciar.
Por un lado, espero que Lanthimos vuelva a regalarnos pronto otra de sus fábulas, pero también estoy dispuestos a recibir de él otras propuestas, seguro de que serán igual de desconcertantes, inteligentes y únicas.

Público

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