NOVELA: FELIZ FINAL de Isaac Rosa

Seix Barral
340 páginas
También disponible en ebook

Como punto de partida a este comentario, decir que Isaac Rosa me parece una de las voces más interesantes del panorama literario actual.
Sus novelas, las que ya conozco, surgen de una mirada no común a nuestra realidad, bien sea creando situaciones extrañas como La Habitación Oscura o La Mano Invisible, bien mediante la forma de contemplar y contar lo que ocurre, como en El País del Miedo y la que ahora nos ocupa, Feliz Final.
Una vez dentro, Rosa disecciona con meticulosidad e inteligencia, con sensibilidad pero también con la crudeza de quien quiere reflejar lo real. Con ello, sus propuestas, casi ensayos y siempre búsquedas, se convierten en potentes aventuras emocionales, casi físicas a pesar de la intimidad de sus contenidos.
Con esa sinceridad y esa maestría hablamos con él del trabajo y la relación con la producción, del miedo y la necesidad de proteger a nuestras familias, de la soledad y la necesidad del sentimiento de tribu y, como en este caso, del amor.
Su densidad exige del lector una entrega pausada, pero el resultado siempre merece la pena.
Feliz Final, contiene muchas de sus claves en el propio título: es una historia de amor, porque al fin y al cabo, las historias de desamor también lo son. Y nos la van a contar al revés, no final feliz.
Creo que era una cita de Bergman la que habría Infiel, la película de Liv Ullman sobre un guion suyo. En ella, el director decía que, a nivel individual, no existía experiencia tan devastadora como una separación.
Es ahí donde nos encontramos a los dos protagonistas de Feliz Final al abrir las primeras páginas de la novela. Están en ruinas. Sólo queda el fracaso e incluso los mejores recuerdos se han convertido en escombros, en cascotes que se pueden arrojar en plena pelea.
A partir de ahí, marcha atrás, vamos recorriendo su trayectoria hasta el minuto cero en que se conocieron.
Rosa escribe esta historia epidérmica con su habitual maestría, como siempre, es capaz de singularizar a sus personajes pero al mismo tiempo universalizar gran parte del contenido. Esto le permite trabajar un catálogo en el que es difícil que cualquier lector no encuentre un punto de encuentro: está la pasión de las primeras veces, están los celos, están los sueños y por supuesto los problemas económicos, hay hijos y hay una intromisión de estos pequeños en el devenir planificado, hay complejos de culpa, comparativo con parejas amigas, ganas de volar.....
Isaac Rosa nos invita a reflexionar sobre un sentimiento, el amor, pero no de una forma abstracta, sino embebido en nuestra vida cotidiana, manchado por el día a día y sobre todo, por el paso de los años. El hecho de que, como he dicho antes, sus personajes sean singulares, nos reconforta, porque no don conclusiones lo que expone el narrador, pero sí es una base que nos recuerda que nada es blanco o negro, que las nubes siempre van a existir y que sólo desde la verdad puede afrontarse la vida.
Para finalizar, decir que para mi los escritores tienen mucho de alquimistas. Manejan las palabras como una herramienta capaz de causarnos sensaciones sin que seamos siempre conscientes de su metabolismo. En este caso, al terminar, nos quedamos con una visión global del largo viaje de esta pareja, sólo una etapa, larga, y de la punta de amargura que desprende, de lo que se han desgastado a través de estas páginas.
De que su salvación, como la de todos, sólo está en asumir los errores para no repetirlos, aceptar la realidad y seguir viviendo.

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