CINE: TULLY de Jason Reitman

USA 2018
Charlize Theron. Mackenzie Davis. Mark Duplass. Emily Haine. Ron Livingston. Elaine Tan. Maddie Dixon Poirier. Lia Frankland

Lo primero que es difícil con respecto a Tully, y posiblemente uno de sus valores, es encasillarla.
Para ser una comedia tendría que conseguir algo más que las sonrisas que produce la identificación. Para poder calificarla de drama, las reacciones de los protagonistas ante sus problemas, deberían ser más contundentes, menos conformistas.
No voy a contar porque finalmente tampoco es un ejemplo de cine realista norteamericano. Aunque es cierto que consigue a la perfección el retrato.
Tully y su marido son un ejemplo de clase media en su país. Tres hijos, ambos empleados aunque a veces las necesidades económicas puedan ser un problema, una buena casa y un pariente cercano ( en este caso hermano ) forrado, fatuo y hortera para recordar en ánimo comparativo que el sueño americano existe, y dotar a los protagonistas del punto justo de fracaso.
Tienen dos hijos, uno de ellos con una ligera discapacidad, cuando llega el tercero. Cuando la vida cotidiana puede convertirse en una olimpiada capaz de superar a cualquiera.
Pero Tully es más.
Sorprendentemente más, y no me refiero a la trama sobre la que estoy haciendo esfuerzos por no desvelar ( que fea es la palabra spoiler). Las críticas que la comparan con Mary Popins y La Niñera Mágica ya dan bastantes pistas.
Lo que me sorprende de Tully es su mensaje final:
Porque la cinta cuestiona lo que tantas veces nos preguntamos todos ¿ donde han quedado nuestros sueños de antaño? ¿ en que nos hemos convertido? ¿ era esta la meta?. Al final, algo tan simple como el paso del tiempo, asumir que el ideal de libertad se ha llenado de obligaciones y que el espejo ha dejado de ser nuestro amigo si lo que buscamos es el reflejo de aquel que fuimos.
Pues bien, en este dilema, Diablo Cody, guionista de Tully y a quien se supone un icono de la modernidad, opta por un mensaje que podría considerarse de reaccionario. No busquemos quimeras, el valor de la realidad es superior, del amor diario, de poder entregar para recibir, de aceptar nuestra vida no como una condena sino como un éxito.
Comparto.
Pero no deja de sorprenderme que me lo reconozcan de una forma tan clara y que no hayan surgida hordas de protesta.
Por lo demás, la película está muy bien contada, con una caligrafía ágil y transparente.
Charleze Theron merece capítulo aparte.
Esta mujer, es la mejor muestra de la desmitificación de la nula convivencia entre belleza y talento. Es tan guapa que incluso en un cuerpo casi deforme, es imposible no quedarse atrapado en su rostro. Y desde que decidió dedicarse al cine, cada vez que aparece en una pantalla es para hacerlo bien. No sé porqué pero, ya puestos, estoy dispuesto a creer que además es inteligente y buena persona, para redondear.
En Tully es mucho lo que muestra y también lo que se supone. Posiblemente fue la reina del instituto, posiblemente sus sueños eran más brillantes que la realidad, y también posiblemente más vacíos. Ha triunfado aunque a veces el cansancio no le deje darse cuenta. Sigue siendo una sirena, y el mar ahora es mucho más amplio. No sólo su vida sino la de aquellos que la rodean.
Cualquiera de sus sonrisas hace que Tully merezca la pena, aunque no hubiese más.

Público

Comentarios