CINE: INVITACIÓN DE BODA de Annemarie Jacir

Palestina 2017
Saleh Bakri. Mohammed Bakri. Maria Zreik

Hoy es una de esas ocasiones en que escribo sin planificación, una de esas veces que me pueden las ganas de contar como he disfrutado de una película, seguro que en este caso, acrecentado por el factor sorpresa.
No había oído hablar de Invitación de boda hasta ayer. Leí comentarios en Filmaffinity y , junto al interés por verla, tuve cierta ansiedad pensando que, desafortunadamente, será una de esas películas que apenas duran una semana en cartelera. La verdad es que está tarde éramos bastantes los que habíamos acudido a los Renoir a verla. Espero que signifique algo.
El caso es que al salir, me encuentro preguntándome ¿ que hace grande una película? ¿ que hace grande una obra en apariencia tan sencilla?.
¿La verdad?
Sí, es cierto que Invitación de boda utiliza la realidad como material, pero no juega al realismo documental. Hay una clara dramatización de los conflictos. Hay trabajo de dirección.
Bien. Sumemos entonces la inteligencia a la hora de escribir un guion capaz de mezclar lo comprometido de la descripción social y política del entorno, con la universalidad de las relaciones padre e hijo. El equilibrio que se consigue con una historia particular pero que al mismo tiempo es una crónica del entorno. Personalmente creo que percibo mucho más sobre el conflicto palestino con esta historia que con muchos artículos de prensa.
Pero lo que hace de esto algo muy especial es la sensibilidad con la que se cuenta.
A fin de cuentas, hablamos de algo tan cercano para todos como la relación entre un padre y un hijo.
Él anciano, un profesor, sin duda una gran persona por como es reconocido por sus antiguos alumnos, terco, comprometido con la tradición, pero, sobre todo, lleno de amor por sus hijos.
El joven, un emigrado a Italia donde ya ha rehecho una satisfactoria nueva vida. Crítico con el desarrollo de su país. Pero, sobre todo, lleno de amor hacia su familia.
La eterna lucha entre lo antiguo y lo nuevo.
Juntos proceden a cumplir la tradición palestina de repartir en mano las invitaciones de la próxima boda de su hija/ hermana. Con esto la mayor parte de la película tiene lugar con las conversaciones de los dos en el automóvil, punteado con diferentes encuentros.
A través de estas visitas podemos dibujar un mural plural de la sociedad y cultura del país.
Pero sobre todo, a través de las conversaciones entre los dos, llegamos a conocer con un alto grado de intimidad a dos personajes tan complejos como puede serlo cualquier ser humano, gracias a una escritura delicada, sensible, llena de matices.
Por supuesto, esta es una de esas películas que requieren de dos intérpretes perfectos para ser creíble. Al leer la ficha, percibo que los dos protagonistas tienen el mismo apellido. No me extrañaría que fuesen padre e hijo en la vida real. Es difícil fingir la línea de complicidad y amor que existe entre ellos, esa capacidad de vivir en un constante perdón y en un constante por favor, de dar y recibir, de intentar comprender y ser comprendido.
No sé que hace grande una película pero esta sin duda lo es.
Y sólo le hace falta amor y talento.
Como decía al inicio, he escrito sin planificar, con la ilusión de compartir este regalo,maravilloso regalo, y de celebrarlo con todos.
No os la perdáis.

Público

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