CINE: AMANTE POR UN DÍA de Philippe Garrel

Francia 2017
Eric Caravaca. Esther Garrel. Louise Chevillotte. Paul Toucang. Felix Kysyl

Mayo no es un buen mes para estrenos cinematográficos en nuestro país.
A nivel de cine, reína la información procedente de Cannes y estamos pendientes de que empiecen a llegar los primeros envíos de Málaga para entrar luego en el producto veraniego ( lo digo sin ningún desdén ).
Ya se está apagando, por otro lado, la resaca de los Oscars.
Y es gracioso, porque es en estas fechas, donde las distribuidoras no parecen pelearse por las pantallas, más allá de maravillas como Isla de Perros, cuando se encuentran joyas escondidas sorprendentes, singulares , buscando un público explorador y con ganas de que le sorprendan.
Me ocurrió la semana pasada con Invitación de Boda, ayer con Custodia Compartida. Hoy con este Amante por un día ( título que, dicho sea de paso, no termino de comprender ).
Una chica abandonada por su pareja, regresa a casa de su padre, donde se encontrará que este está viviendo una relación con una joven estudiante, de su edad.
Rodada en blanco y negro, con la ayuda de una voz en off nada intrusiva, el director realiza, más que un ejercicio de estilo, un verdadero ejercicio de orfebre. Es de esas veces en que la labor de creación está muy presente pero sin ahogar; que la película es toda una experiencia artística pero exenta de cualquier pretenciosidad, sólo al servicio de la historia que se está contando. Formalmente, Amante por un día es muy hermosa, y transmite un maravillosa ligereza, una gran sensación de libertad, también, no sé como explicarlo, de regalo.
En lo que se refiere al contenido, el guion ( que parece no existir, tal es la naturalidad que mágicamente se alcanza a pesar de su artificio fílmico ), se centra en tres personajes:
El padre, un hombre muy sólido pero que, al contrario de lo que él podría llegar a pensar , es, igual que cualquier ser humano, no inmune al sufrimiento.
Su hija, una chica insegura, posiblemente intensa y muy posiblemente, necesitada de afectos simples, de calor.
La pareja del padre, una joven egoísta y generosa al mismo tiempo, sensual e inconsciente, ávida de vida.
Los tres están empapados de cierto romanticismo que tiene mucho que ver con la soledad del mundo contemporaneo.
Con esas tres almas, Garrel crea un entramado de relaciones flexibles que se desarrollan ante nuestros ojos , cruzándose entre ellas como hilos que unen dos paredes a diferentes alturas.
Posiblemente en este ámbito pueda decirse que también realiza un trabajo de orfebrería. En este caso, basado en la mirada y en la pureza de su texto, en el que hay pocas palabras pero todas ellas necesarias.
Con todo esto, la película se convierte en material para reflexionar sobre muchas cosas, por supuesto sobre el amor pero también sobre la necesidad de posesión sobre la otra persona, sobre nuestra fragilidad y nuestros miedos, sobre la inseguridad ante lo que realmente sentimos, sobre la realidad generacional, sobre las relaciones paterno filiales y la necesidad e aceptar nuevas incorporaciones....sobre la vida, en definitiva.
Y todo esto en un tiempo breve, no habitual hoy en día: 76 minutos.
Posiblemente si Amante por un día se hubiese estrenado en otras fechas , la habría dejado de lado. Ha llegado en el momento justo y, sobre todo, me ha llegado muy dentro, con mensajes en los que no me cuesta reconocerme.
Lo dicho: otra joya de esta primavera que está siendo, cinematográficamente hablando, un hallazgo de obras singulares.
Un precioso cuento cotidiano.

Púbico

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