Versión y Dirección.-
Ana Zamora
Intérpretes.-
Silvia Acosta. María Besant. Javier Carramiñana. Juan Meseguer. Belén Nieto. Alejandro Sam. María Alejandra Saturno. Isabel Zamora.
Compañía Nao D'amores
La Compañía Nacional de Teatro Clásico nos está regalando una fantástica temporada teatral.
Primero con una elegante versión romántica de La Dama Duende, luego la frescura con la que la Joven Compañía empapó La Dama Boba.
Y ahora un proyecto precioso de arqueología cultural.
No sólo es importante resucitar un texto de un autor casi olvidado. Con ello nos asomamos a los orígenes de la comedia, una semilla donde vemos representadas muchas de las deliciosas tramas que encontraremos más tarde en las piezas del Siglo de Oro. Un enamorado de identidad escondida ve imposible su amor con la hija de un rey, por mucho que entre ambos haya ardido la llama. A su alrededor, criado y criada, los verdaderos motores de la acción. Completando el aura cómica, una pareja de labriegos a la altura de cualquier pareja de clowns. Mucha diversión pero también poesía que sale directamente del corazón.
Lo que convierte en singular esta propuesta es la producción.
En el escenario del Teatro de la Comedia, se alza la estructura de otro teatrito. A la derecha estarán sentados los músicos que actuarán en directo, acompañando en muchos casos las canciones que entonan los actores. A la izquierda, una bancada que utilizarán los intérpretes para convertirse en público en muchos momentos.
Las paredes, al igual que el original vestuario, está compuesto por unas telas preciosas. La iluminación acompaña con absoluta delicadeza la escenografía y el movimiento.
Sólo en los primeros minutos choca el castellano antiguo que se mantiene. Pronto es fácil amoldarse. Supongo que porque forma parte del conjunto.
Y es que esta Comedia Aquilana nos transmite la gozosa sensación de bucear en los orígenes del teatro, en la ceremonia de la diversión que seguramente fue el germen del arte escénico. Para ello, hay un grupo de actores fantásticos, entregados y capaces de transmitirnos esa euforia que convierte esta representación en una comedia.
Me ha encantado. Y por los aplausos que cerraron la representación, no he sido el único en disfrutarla.
Sólo dura una hora. Corta. Pero es multitud la riqueza de detalles que esconde.
Teatro artesano. Teatro amado. Teatro grande.
Teatro nuestro.
Lo que decía al principio: la Compañía Nacional de Teatro Clásico está haciendo una magnífica temporada. Magnífica.
Público
Comentarios