CINE: SIERANEVADA de Cristi Puiu

Rumanía 2017
Mimi Branescu. Bogdan Dumitrache. Catalina Moga. Dana Dogaru. Petra Kurtela. Sorin Medeleni. Tatiana Lekel. Marian Ralea. Simona Ghita. Andi Vasluianu. Judith State. Lulian Puiu. Silvia Nastase. Rolando Matsangos. Iona Craciunescu

Las dos primeras escenas de esta película nos dan claves importantes sobre lo que nos vamos a encontrar:
No se cuanto dura la primera, pero es un largo plano fijo a cierta distancia de los que, deducimos, serán dos de los protagonistas. Parece que el director nos dice dos cosas, por un lado, que no nos preocupemos del tiempo porque a él no va a preocuparle, lo segundo, que la cámara manda y que será ella dueña y señora de la obra.
La escena siguiente es una discusión en un coche sobre el error en la compra de un disfraz de princesa Disney para la hija de los contendientes. Con esto nos avisa de que vamos a escuchar diálogos enfrentados, no siempre ( o casi nunca ) sobre temas trascendentes, pero que si los escuchamos bien, en tonos y miradas, van a decirnos mucho.
A continuación entramos en lo que será el núcleo de la cinta. Un epicentro bastante común en el cine: reunión familiar catártica alrededor de una pérdida. Pero no nos equivoquemos pensando que vamos a ver algo conocido, porque lo que nos va a ofrecer Sieranevada no lo hemos visto una.
La llegada a la casa tiene mucho de caótico, por la profusión de personajes, por lo claustrofóbico del recinto con profusión de puertas que se abren y se cierran, y porque la cámara ya ha empezado a hacer de las suyas, ubicándose durante largo rato en el recibidor.
Me produce en ese momento cierto miedo al experimento inane.
Pero pasa pronto.
La excelente y compleja escritura es capaz de que en diez minutos ubiquemos y conozcamos a todos los personajes, tanto en lo que se refiere a su filiación como a su carácter.
A partir de ahí, Sieranevada te puede fascinar o causar un rechazo absoluto.
A mi me fascina.
Nos pasamos casi tres horas en el interior de esta casa y rodeados de esta multitud algo histérica y fumadora compulsiva, de la que sólo tendremos un descanso breve pero intenso con la salida de dos personajes al exterior.
En el resto del tiempo, asistimos a un conjunto de conflictos que se van montando unos sobre otros, cortados continuamente. Rozamos en ocasiones el surrealismo en un homenaje a Buñuel con ese almuerzo que nunca llega. Nos empapamos de humanidad en su mejor y en su peor versión.
Al mismo tiempo, Puiu nos ofrece un mosaico de un país que, tras una larga dictadura comunista no acaba de encontrarse, que retorna a sus más arcaicas costumbres que, ya sin su esencia, rozan la parodia, donde el exterior se envuelve en teorías conspiradoras e internet se ha convertido en una adorada fuente de información que compensa años de sequía.
También nos habla de la violencia que en entorno de lo cotidiano se ha convertido en un vicio pronto a manifestarse.
El retrato puede parecer por momentos cruel y en otros tierno, lleno de humor, y es que el director consigue navegar a la perfección entre el esperpento, el realismo, la comedia y el drama.
No quiero que concederle mucho valor a la ya citada cámara por no minusvalorar el contenido, pero es imposible no sorprenderse continuamente por la capacidad de riesgo de esta caligrafía que mira y deja ver, que esconde conflictos haciendo que las percibamos desde las palabras o desde las reacciones de personajes no involucrados, que gira, entra, sale....
Y en cuanto al conjunto de intérpretes, dieciséis, sólo resaltar la dificultad de estar presentes de forma casi constante en este encierro y con una cámara tan traviesa.
Son tres horas.
Pero a mi se me han pasado volando.
Lo dicho: yo soy de los que se sienten fascinados.
Sólo una pregunta ¿ alguien sabe de donde viene el título?

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