CINE: MADRE¡ de Darren Aronofsky

USA. 2017.
Jennifer Lawerence. Javier Bardem. Ed Harris. Michelle Pfeiffer. Brian Gleeson. Domhall Gleeson

Había leído mucho sobre esta película. Criticas que la adoraban y otras que llegaban a la agresividad. Interpretaciones diversas. Intentos de ajustarla a algo conocido...
Pero no estaba preparado para esto.
Empiezo diciendo que, si bien Madre¡ no me ha gustado nada, no me posición entre quienes la odian. Esto supondría otorgarle cierta categoría de cine maldito o de riesgo fracasado que no merece. A mi entender es sólo y simplemente un delirio bastante tonto de alguien a quien se le han desbocado los límites de la soberbia y las ganas de pasar a la historia.
Y puede pasar a la historia, como una de las propuestas más ridículas de la década.
Todo comienza en una casa solitaria con un matrimonio que obviamente no pasa por su mejor momento. Es en esta parte de la cinta donde se consiguen los mejores momentos y se conciben esperanzas que luego quedarán frustradas. Es verdad que ya sorprendes apuntes que se pasan la coherencia por el arco de triunfo, como que nuestra joven protagonista no se sorprenda demasiado porque una casa sangre, le envíe mensajes o por descubrir un extraño objeto en el inodoro y nuevas habitaciones escondidas. O que no se sorprenda lo suficiente como para contárselo a su marido. Vale, digamos que lo asumimos como las rarezas de un director estrafalario y que esperamos entenderlo en algún momento.
Es en esa etapa también donde comienzan a aparecer personajes extraños, y aquí contamos con la perfección de Ed Harris y con una  Michelle Pfeiffer que nos recuerda, excelente, porque la echamos tanto de menos.
Hasta aquí tenemos un inquietante thriller psicológico que mantiene un buen nivel de tensión.
Pero aparecen los hijos ( nota: para alguna de las críticas que interpretaban esta obra nada menos que como una versión libre de la Biblia, esta pareja de jóvenes enfadados, se identifica con Cain y Abel.... me guardo mi opinión ).
A partir de aquí, el director parece haberse metido en un baño de LSD, y no digo yo que bajo el efecto de sustancias psicotrópicas Madre¡ no pueda ser un viaje inolvidable, pero en estado normal, sólo consigue una mezcla de hilaridad y cabreo ante tamaño desatino.
Sin hacer demasiada memoria, voy a enumerar todas aquellas cosas y referencias que, de modo desordenado aparecen desde entonces:
La Semilla del Diablo, El Resplandor, restos de apocalipsis, la trata de blancas, la crisis de la emigración, los falsos profetas y los nuevos dioses, canibalismo ( en una escena difícil de olvidar ), El Ansia, vampirismo, el sentido circular de la existencia, la falacia del éxito, la necesidad de ser amado...
Es un caos. Pero no un caos atractivo, inteligente, hipnótico. No. Un caos vacío.
Algunos hablan de su argumento ( y encaja con las palabras del director en el programa de mano ) como una metáfora de la devastación de la naturaleza. Pues bien, desde este punto de vista, la metáfora es entonces absolutamente pueril.
Llego al final de este comentario reconociendo que hay, como ya he dicho, una primera hora interesante, también interpretaciones muy buenas ( sufrida Lawerence, magnífica Pfeiffer ), fuerza visual en las imágenes.  Pero todo esto, siendo generoso, se viene abajo estrepitosamente por una narración, lo digo de nuevo, ridícula.
Francamente, no puedo entender que le han visto quienes la califican de obra maestra. Obviamente son más generosos que yo. Posiblemente más lúcidos. Pero para la gente normal: no se acerquen a este bodrio malsano y profundamente desagradable. No merece la pena.
Ni por ser modernos....

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