SERIE DE TV: THE CHURCHMEN ( AINSI SOIENT-ILS )- TEMPORADA 2 de Bruno Nahon

Francia 2014
Directores.-
Rodolphe Tissot. Elizabeth Mane. Olivier Pont.
Intérpretes.-
Thierry Gimenez. Julien Bouanich. Samuel Jouy. Clement Manuel. Jean Luc Bideau. Nicolas Beaucaire. Celine Cuignet. Clement Roussier. Gauthier Baillot. Jacques Bomnaffe. David Baiot. Yammick Renier. Guy Denize. Jacques Develay. Frans Boyer. David Chenaud.
Duración.-
8 episodios
50 minutos c.u.

Finalmente he decidido continuar y no me arrepiento.
Con todas las dudas que me pudiesen surgir a raíz de la primera temporada, y a la espera de culminar la serie con la tercera y última, The Churchmen es un producto de calidad, muy bien escrito y sobre todo con una excelente realización capaz de integrar lo espiritual y lo mundano.
Ya sólo quedan cuatro de los cinco seminaristas que iniciaron el camino de formación en Los Capuchinos, uno de ellos, relegado a una silla de ruedas.
El Padre Bosco ha tomado las riendas y se ha incorporado el Padre Abel, que bajo una apariencia amable esconde una clara ambición.
En este escenario, se seguirán desarrollando las vocaciones y las dudas, unidas a las inclemencias del entorno cotidiano. Creo que es aquí donde The Churchmen obtiene su mayor valor. No está cerca de un planteamiento convencional, sino que nos ofrece la posibilidad de plantearnos cual es la forma adecuada para que hoy día la religión y, en definitiva, la espiritualidad, conviva con los retos de una sociedad que camina hacia adelante con un ansia absoluta hacia la libertad personal y el desconcierto de quien no conoce el camino.
Pero no es este el único nivel en el que se mueve la serie. Como en la temporada anterior, existe otro, más oficialista, por definirlo de alguna manera, y que se centra en la Iglesia como institución y, porqué no decirlo, como empresa.
Está claro que una serie sobre la Iglesia hoy día no podía dejar de ser crítica y es ahí donde esa crítica se hace patente, no en las almas particulares que, con mejor o peor acierto inician su búsqueda, sino en la infraestructura que parece convertir la llamada que han recibido en un instrumento para acrecentar el poder.
En este área, que terminará involucrando al Seminario de Los Capuchinos y siendo fundamental en su futuro, la base es la quiebra económica de la Iglesia de Francia y la necesidad de buscar vías de financiación, tarea que deberá de emprender el nuevo presidente de su Conferencia Episcopal. Una vez más, es aquí donde encuentro algún apunte de caricatura que me molesta por lo que tiene de ideológico y por el poco encaje que tiene el esperpento en una producción tan cuidadosa con el resto del contenido. De todas maneras, es necesario apreciar que es menor que en la anterior temporada y que permite abrir un debate sobre los intereses económicos del Vaticano y sobre el deber, cuando este puede estar por encima de lo que se entiende como correcto.
Considero que, fallos aparte, y sin hablar de los aciertos de la producción, es muy interesante que una serie de televisión se haya atrevido con un tema por un lado tan poco popular y por otro lado, tan difícil.
El éxito es conseguir una llamada a la reflexión y también el reconocimiento de un tipo de creyente comprometido y adaptado al mundo que nos rodea.
También, convertirlo en un artefacto narrativo que, lejos de aburrir, llega a resultar apasionante.
La valentía y el respeto conjugan muy bien en este caso.
Dentro de poco comentaré la tercera.

Público.

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