TEATRO: EL CIELO QUE ME TIENES PROMETIDO de Ana Diosdado

Dirección.- Ana Diosdado
Intérpretes.-
María José Goyanes. Irene Arcos. Elisa Mouliaá
Voz.- Emilio Gutierrez Caba

Creo que es Alfonso Barajas quien mejor ha entendido esta pequeña obra.
Su escenografía, luminosa, juguetona, con aire de cómic, huye de la densidad conventual que podría enmarcarla.
Y es que este homenaje de la autora a la Madre Teresa, un acto más de la extensa colección que ha ocupado el año, no pretende ahondar en la mística de la santa ni nada por el estilo, sino componer un cromo que la acerque, que la humanice hasta el punto de convertir sus diálogos ( monólogos ) con Jesucristo, en algo divertido.
Esta Teresa no está lejos de la anciana socarrona ,tipo tantas veces utilizado en nuestra literatura dramática. No es malo, acerca; pero quizás le falte dimensión.
Por decirlo de algún modo, esta obra está en las antípodas de La Lengua en Pedazos de Mayorga. Aquella también dando la visión del personaje desde un encuentro.
Aquí Diosdado opta por un episodio atractivo: el encuentro con la Princesa de Éboli cuando, como consecuencia de los desmanes de la aristócrata, la monja decide vaciar el convento donde esta mora.
No queda muy claro el motivo que la lleva a forzar el encuentro pero eso no importa. Esperamos hasta que se produce, que es lo que de verdad nos interesa.
Y ahí asoma el conflicto ( la parte anterior de la protagonista con la novicia, no se puede definir como tal ), digo asoma, porque francamente, lo que echo de menos es que esa disparidad de pareceres, esa duda entre lo que es locura, lo que es fanatismo e incluso lo que es amor, sólo queda apuntado. Se nos acerca pero nos quedamos, o yo me quedo, con ganas de más. Sería una línea de desarrollo sin duda importante, también peligrosa, sin embargo, El cielo que me tienes prometido es, en general, un texto absolutamente blanco. Eso, sí, adornado con algunos poemas de la santa que en la maravillosa vos de Emilio Gutierrez Caba, emocionan.
Lo digo ya: me parece teatro antiguo, como lo es también su interpretación. Esto no tiene porqué ser malo si está presentado con respeto y calidad, y aquí lo está. No en vano la escritora/ directora es una de esas personas que amaba el teatro. Y, repito, la escenografía de Barajas , la arranca de lo que podría ser un Estudio 1.
Las circunstancias imprevistas de su fallecimiento, han convertido esta representación en un homenaje a una mujer, Ana Diosdado,  que nos ha regalado muchas piezas y guiones de series de televisión que supusieron un paso adelante en la ficción catódica de nuestro país.
Me alegra que sea en el María Guerrero, uno de los teatros emblemáticos del país. Sin duda se lo merece.
Como los aplausos importantes con los que terminó la representación.

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