RELATOS: CUENTOS COMPLETOS de Virgina Woolf

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Tengo la sensación al leer a Virginia Woolf, de entrar en una pintura.
No de observarla, sino de entrar en ella, de poder recorrerla, tocarla, de apreciar no sólo su composición exterior sino su textura, su significado, el significado que el pintor pretendía captar y aquel que captaba sin pretenderlo.
Por supuesto los colores. Nunca las palabras han servido de una forma tan pura para trasladar la luz, la atmósfera, los diferentes tonos de la belleza.
Nunca la belleza ha tenido tantas dimensiones , exterior e interior, tanto volumen o , mejor dicho, tantos volúmenes diferentes , desde la grandeza de un amanecer hasta la delicadeza de un rayo desprendiéndose del cristal de una lámpara.
Además, Woolf es una cronista de su época, puntillosa en el retrato, cargándolo de las dosis justas de ironía, de un humor melancólico .
Pero lo que más me impresiona de su mirada es su capacidad para entrar en el alma del ser humano, para captar la complejidad de su aparente superficialidad y la mutabilidad constante de sus sentimientos, de su ansiedad al no saberse único. Es ahí donde está el misterio que parecen esconder sus narraciones, en no ser capaz de generar unas guías coherentes que no se dejen llevar por algo en principio tan poco sólido como las sensaciones.
Y en ese dibujo, en ese paisaje tan complejo, tan ambicioso, la autora consigue atrapar los momentos y ponerlos en sucesión. Nadie ha trasladado tan bien a sus páginas el suceder del tiempo, tal vez la verdadera esencia de la vida.
Como en sus novelas, en estos relatos hay también mucha técnica, mucha maestría. Cada uno tiene sin duda su propia personalidad, vigente en su estructura y su tono. Desde retazos de miradas que son sólo poesías en prosa hasta historias perfectamente desarrolladas, o fábulas como La Sociedad., magia como en La Casa Encantada....
Entrar en estos cuentos es asistir a un mundo completo, a una sociedad que navegaba entre dos siglos, que se preparaba para grandes cambios , que comenzaba a ser anacrónica. Es , una vez más, internarse en un mural vivo. Es palpar la decepción , lo fugaz de la alegría, la ansiedad , el descanso, la angustia.... tantas y tantas sensaciones que se materializan ante nuestros ojos con una perfecta precisión y muchísima inteligencia.
Cuando conseguimos recordar desde la distancia, nos damos cuenta de que se nos ha regalado una imagen plural y riquísima de entonces, pero también podemos reconocernos en la universalidad de un ser humano que busca el sentido de su existencia en este mundo, sea cual sea la época que le ha tocado vivir.

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