CINE: TORO de Kike Maillo

España 2016
Mario Casas. Luis Tosar. José Sacristan. Ingrid García Jonsson. Claudia Canal. José Manuel Poga. Lucho Macías. Alberto López. Nya de la Rubia. Manuel Salas. Ignacio Herráez

En los últimos años, el cine español ha derivado su vertiente social hacia el género negro.
Con ello, se nos presentan una serie de películas que gracias a diseños de producción cada vez más elaborados, se han convertido en verdaderos éxitos de taquilla, a la altura de lo que nos viene de fuera.
Algunos son mejores y otros peores, lógicamente, pero por regla general, funcionan como reflejo de la lucha de clases, de la reacción frente a la injusticia y la usurpación; digamos que el escenario no está lejos del Crematorio de Chirbes o que pueden ser la venganza de un Techo y Comida.
La base de Toro no es diferente. Ese es su paisaje.
Sin embargo, desde los estilizados títulos de crédito, parece claro que Maillo no va a optar por el realismo, o sólo por el realismo, sino que va a crear su propia mitología.
Desde el personaje principal, de nombre tan definitivo, utilizado para el título de la película y que interpreta Casas de forma contundente, fondo de héroe  clásico, atrapado e invencible; el antagonista, con un José Sacristán rodeado de iconografía religiosa y que mezcla su perfil de especulador con técnicas de malo de cinta de superheroes ( vale su figura, pero , ya lo comenté con motivo de Muñeca de Porcelana, cada vez me parece más engolado ); un hermano perdedor, torpe, o no, trasunto de muchos otros del género ( Tosar, siempre Tosar, perfecto Tosar, le peinen como le peinen ); secundarios como una casandra o una dulce víctima sacrifical o el sicario despechado. Y por supuesto el destino, ese que se abre en la baraja pero que está en todos y casa uno de los movimientos de la cinta.
Como en todas estas propuestas hay ciertas referencias conocidas. Poco queda por inventar. En este caso, podemos acordarnos de la caligrafía de Drive. Pero Maillo es un buen director, y lo que en general podría ser pastiche, se convierte en un festín para los aficionados al negro plagado de testosterona.
Hay amistad y traición, muy masculinas, hay persecuciones de coches y peleas brutales y sangrientas que rozan el gore.
Toro quiere alcanzar la grandeza. Se le nota en las fuentes ( que podrían llegar al Shakespeare de Titus Andronicus ) y en su tono.
No lo voy a criticar con ello.
Tampoco alguna ligereza de guión más animado a sostener la acción y a utilizar para ello un andamiaje en momentos algo simple.
Creo que, una vez  más, el negro nacional nos ofrece un muy buen producto y demuestra de nuevo que su nivel de producción es impecable.
Merece mucho la pena.
Y le deseo una muy buena taquilla.

Público

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