CINE: EL ABRAZO DE LA SERPIENTE de Ciro Guerra

Colombia/ Venezuela/ Argentina 2015
Niobio Torres. Jan Bijvoet. Antonio Bolivar. Bronnen Davis. Yauenku Migue. Nicolas Cancino. Luigi Sciamanna

La Selva del Amazonas es un territorio inhóspito, alejado del tópico de misterio obvio de otros espacios más atractivos para la ficción, y sin embargo posiblemente uno de los menos conocidos y de los que gozan de una extensión en espacio y tiempo totalmente inabarcable.
Casi un continente tan desconocido que parece carecer de historia. Como si en su interior a lo largo de los siglos sólo hubiese vivido el silencio. Verdaderamente ignoto en la ausencia absoluta de referencias.
Desde la fantástica novela de Conrad, El corazón de las tinieblas, son muchas las obras que han abordado el choque del hombre civilizado al adentrarse en los territorios en los que reina la naturaleza; momentos en que se descubre que ese verde salvaje exterior, forma un tapiz que crea y esconde una insondable oscuridad.
Literariamente recuerdo a Paul Theroux.
En cine, junto a alguna obra menor como La selva esmeralda, hay verdaderas obras maestras que han conseguido trasladar ese horror, ese miedo, ese viaje al centro de las leyendas. Algo que también puede interpretarse como una venganza de la tierra hacia las consecuencias devastadoras de la presunta civilización, que sólo de una forma aislada llega a comprender esos espacios como algo más que una mina capaz de aportar recursos, sin medir la devastación al que la someten.
Por supuesto, es imposible olvidar Apocalipsis Now, una obra maestra incuestionable; también Aguirre o la cólera de Dios de Herzog. Seguramente otras que no recuerdo en ese momento.
El abrazo de la serpiente, sin duda un importante esfuerzo de producción dentro del cine colombiano ( en coproducción con capital venezolano y argentino ), puede considerarse en el equipo de estas últimas, lo cual ya es mucho, muchísimo. Pero es que sin duda es una película excelente.
El viaje es una vez más el centro, el viaje y la búsqueda. En este caso son dos viajes separados en el tiempo, aunque en muchas ocasiones, el director con mano delicada , consiga llegar a fundirlos, con la ayuda de la imagen o la música.
Dos exploradores, uno reverso del otro porque mientras el primero busca la vida y el conocimiento, el segundo está dirigido por otro tipo de ambiciones. Ambos están acompañados por un mismo personaje, primero en su juventud y luego en su vejez; él es casi también dos personajes, dada la evolución que ha sufrido entre ambos periodos.
A partir de ahí, sin abandonar el cauce de un río, navegamos encontrándonos con un territorio mitológico, con las raíces de las culturas que pudieron habitarlas, y compartimos las aventuras de los navegantes, porque lo cierto es que en el corazón de esta cinta está el cine de aventuras. Y como las buenas películas de aventuras, tiene también una dimensión interior de descubrimiento en la que podemos reposar hasta el nivel que consideremos.
Igual que estos hombres van poco a poco internándose en esa salvaje naturaleza, también nosotros nos vamos internando en esta historia que nos absorbe, nos empapa, y a pesar de la veta onírica de lo que nos cuenta, se presenta con absoluta claridad narrativa.
Sobrecogen algunas áreas como las dos visitas a la misión. Posiblemente una muestra de como se puede desviar la civilización en un intento expositivo; o el encuentro pavoroso con el esclavo destinado a la recolección del caucho.
Para captar la grandeza del inaprensible paisaje, Guerra opta por un blanco y negro, igual que hizo Sebastiao Salgado en su exposición Genesis, y consigue, igual que lo conseguía el fotógrafo portugués, crear un territorio único, singular , increíble. Su belleza es absoluta, sin matices. ( De la extraña secuencia en color que parece haber descolorado a algunos críticos y que yo considero, aunque no imprescindible, aceptable, no me voy a meter a debatir ).
Me congratula que El abrazo de la serpiente, que sin duda ha supuesto un elevado nivel de riesgo para todos los que se han involucrado en esta aventura ( generalmente el rodaje de estas películas de aventuras supone otra aventura ), haya podido acceder a una distribución importante con paso por diferentes festivales y llegando a ser nominada al Oscar a la Mejor Película de Habla no Inglesa, galardón que por cierto me encantaría que recibiese.
Conserva el aroma de cine de siempre, y genera por lo tanto las sensaciones y sentimientos que siempre nos ha producido el buen cine. También un importante nivel de serenidad y, sobre todo, presencia del mundo como un lugar casi infinito, de una inmensa riqueza y capaz de combinar las dimensiones de espacio y tiempo.
Un lugar en el que todavía quedan muchos y grandes espacios por descubrir.
Muy muy muy recomendable.

Público

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