ENSAYO: VOCES DE CHERNOBIL de Svetlana Alexievich

Debolsillo
300 páginas
También disponible en ebook.

Cuando hace poco otorgaron a Svetlana Alexievich el Premio Nobel de Literatura tengo que reconocer que me sorprendió: era una escritora a la que desconocía totalmente y , sin embargo, algunos artículos citaban que había estado en las quinielas de los favoritos en los últimos años.
Tranquilizó mi vanidad cultural saber que sólo había una obra suya traducida en nuestro país y que era una periodista , dedicada al género del ensayo.
En cualquier caso, hay que intentar llenar todas las lagunas, y por ello me he lanzado a descubrirla con este conjunto de monólogos, recopilación de más de diez años de testimonios , sobre la hecatombe nuclear que se produjo en la antigua Unión Soviética no hace muchos años.
Lo primero que sorprende de su lectura , como reflexión extraliteraria , es lo lejos que está ya aquella época, porque si entonces hubiesen existido como ahora las redes sociales y los nuevos medios de comunicación , la trascendencia del suceso se hubiese multiplicado por millones. Posiblemente una de las consecuencias habría sido el pánico, pero también , otra, hubiese sido seguramente la conciencia colectiva , la responsabilidad frente a lo ocurrido y a sus víctimas.
Porque Chernobil , que a nosotros apenas nos llegó a través de telediarios y periódicos, adquiere en manos de esta escritora la dimensión de un Apocalipsis , pero con características que lo hacen aun más aterrador:
Por un lado, es una epidemia silenciosa. Muchos de sus orantes han vivido la guerra , y todos exponen el contraste entre esa brutalidad conocida y la que ahora llega, sin color, sin olor, sin forma, invisible. Y por supuesto sin que nadie pueda localizarla ni medir su alcance.
En segundo lugar , el desconocimiento, su prolongación en el tiempo pero además , la sensación que transmiten todos los relatos de que nunca ha existido un verdadero control de lo ocurrido, y de que incluso las consecuencias, si bien no en los niveles brutales del inicio, podrían estar aun poblando la tierra como mortífera plaga.
No sé cuantos textos recoge el libro, estructurados en tres partes cuya diferencia no termino de encajar , pero que no por ello dejan de perder valor como conjunto.
En ellos escuchamos a las víctimas , víctimas de todo tipo y situadas en diferentes ámbitos, desde aquellos que directamente se expusieron a la radiación como liquidadores hasta los vecinos más alejados que todavía no conocen en su totalidad las consecuencias; el horror aparece y aparecen los monstruos , aunque sin ninguna pretensión pornográfica, porque lo que realmente importa es la humanidad; y de fondo, en un nivel presente en prácticamente todos los relatos, los niños, indefensos y sufrientes representando una generación cortada de raíz y a la que no se ha dado otra posibilidad que mirar el mundo y la vida a través de una sucia ventana sin futuro.
Voces de Chernobil es también un libro de justicia.
La caída del comunismo, más que la caída de unas ideas políticas , se muestra como la caída de los regímenes con los que los seres humanos son capaces de pervertir cualquier buena intención.
Su grandeza abarca la destrucción de un mundo. Un mundo que seguía manteniendo orgulloso su pátina de primitivismo y que se golpeó brutalmente en nombre del desarrollo de los demás.
Hay incertidumbre en ese futuro, que ya no es un cielo abierto sino un lugar lleno de dudas.
Alexievich es capaz de no sucumbir ante estos testimonios y de recogerlos con la limpieza de la literatura aunque no pretenda serlo. Creo que muestra un nuevo camino para la realidad, más cercana al documental y sin duda necesaria.
Posiblemente este Nobel, icónico, esté premiando un nuevo género, una nueva forma de contar.
No deberíamos alejarnos demasiado. Siempre es necesario, importante, tener un ojo en el mundo que nos rodea, un mundo hoy día maravilloso pero también en peligro, y que a fin de cuentas es el único que tenemos.

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