NOVELA: VE Y PON UN CENTINELA de Harper Lee

Harlequín Ibérica
304 páginas
También disponible en ebook.

Matar a un ruiseñor se encuentra entre mis libros de cabecera, y creo que también es una de mis películas favoritas.
Supongo que tiene mucho que ver el nítido y afilado dibujo de la sociedad sureña en una pequeña comunidad , pero también, sobre todo, el personaje de Atticus Finch.
Siempre he pensado que no es el padre que todos quisiéramos tener sino el padre que todos querríamos ser. No puedo imaginar mayor regalo que la percepción que su hija alcanza de su serenidad , su rectitud y su solidez.
La aparición de la novela que ahora nos ocupa es conocida por todos. Décadas después de su única obra publicada , la autora ofrece una continuación, escrita entonces. Sin duda uno de los acontecimientos literarios del año.
Tras leerla, creo que Ve y pon un centinela, hubiese funcionado mejor como un díptico con el original, una segunda parte, un cierre a esa primera parte de la historia inicial de la que es absolutamente deudora, lo que no impide que funciones como un libro muy apreciable.
Han transcurrido veinte años.
Jean Louis, la niña protagonista , es ahora una mujer de 26 años y vive en Nueva York. Desde allí regresa a su pueblo natal a pasar las vacaciones con su familia. Su mirada es diferente pero no la prosa de la autora ni su capacidad de pintar con claridad los rasgos de la sociedad sureña, todavía anclada en muchos de los complejos y pecados que los convirtieron en malos perdedores de la Guerra de Secesión.
Atticus Finch , ya en su vejez , sigue siendo para ella ese personaje totémico. Y con el presente, se tejen recuerdos peculiares y divertidos de su infancia.
Más que trama , lo que existe es un descubrimiento, la acción de ir limpiando los velos que de algún modo cubrían esa mirada infantil y que , en estos momentos la obligan a enfrentarse a un mundo donde es difícil que existan los héroes o, en cualquier caso, no es tan fácil llegar a serlo. Es un encuentro con un mundo adulto, complejo y posiblemente decepcionante en muchos aspectos.
Ve y pon un centinela es por lo tanto un buen epílogo a una historia tal vez demasiado perfecta, la necesidad de crecer porque es algo inevitable, la madurez con todas sus esquinas.
Personalmente no me siento molesto porque se ofrezca otra visión de un hombre parecía el paradigma de la rectitud y de la justicia , sólo por el hecho de asumir que también él tiene la necesidad de , en ocasiones, doblegarse al mundo que le ha tocado vivir.
Posiblemente esta novela debería de enseñarnos a no juzgar. Y esa es otra forma de compartir , como decía Matar a un ruiseñor, que todos los seres humanos tienen los mismos derechos. También de asumir que no existe la Arcadia . Aunque eso no nos exima de la obligación de seguir luchando por ella.

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