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Seguimos disfrutando de la saga con uno de los mejores novelistas de la literatura española.
Seguimos recorriendo la Historia de España, comprobando como los grandes acontecimientos afectaron a los pequeños personajes cotidianos en sus vidas diarias, en sus propias preocupaciones, en su necesidad de reaccionar al verse frente a los cambios sociales y políticos sobre los que no tienen ninguna responsabilidad.
En Gerona abandonamos a nuestro Gabriel, para escuchar de su boca la historia que un buen amigo le refirió del sitio de esa ciudad.
Es una vez más impresionante como el autor consigue trasladar toda la fuerza, la angustia y la desesperación de esta Numancia, la caída desde la nobleza de corazón a los pecados frutos de la imperiosa necesidad, como la miseria puede envenenar el alma humana, como mantener los posos de la esperanza. Que dolor mancha sus páginas, que dureza, que tristeza en el amor que siempre ha tenido por sus personajes.
Pero no es sólo un cuadro del horror, Galdós siempre nos hace algún regalo con aíre que en este caso son sin duda las travesuras de los más pequeños y las cacerías de ratas.
Creo que posiblemente Gerona sea por ahora la novela más cruda del ciclo.
Cádiz es muy diferente. Gabriel de nuevo. Y una historia en la que, junto a algún personaje nuevo, recuperamos a los de siempre, y se desarrolla con amplitud, un divertido folletín rico en colores y peripecias.
Pero no olvidemos que lo Episodios Nacionales son una saga costumbrista e histórica, y en ello es vital, no sólo la rememoración de las Cortes de Cádiz y las diferentes posiciones presentes en calles y tertulias, sino también el realismo con el que se nos relatan la participación del pueblo en las sesiones y el desarrollo de estas, en una colección de escenas antológicas.
Que grande es Don Benito.
Y que gusto caer en sus páginas.
Público
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