ADIOS A AMPARO BARO

La primera vez que asistí al teatro, en una visita familiar a Madrid , fue a ver La venganza de Don Mendo, ahí estaba ella.
La segunda , en otro viaje, Los habitantes de la casa deshabitada, también.
Por supuesto la conocía de multitud de Estudio 1.
Luego, cuando ya me vine a vivir a la capital, tuve ocasión de seguir disfrutando, no sólo de su humor, en Un marido de ida y vuelta por ejemplo, sino también de su capacidad dramática en , también por ejemplo, Hazme de la noche un cuento.
En Londres asistí al estreno de Lettice and Lovage de Peter Shaffer con la gran Maggie Smith ; cuando se estrenó en España, con el simple título de Leticia, sólo había una protagonista posible Amparo Baró. Porque ella era también una grande.
Recorrer en wikipedia su curriculum teatral mete miedo, es como leer un resumen de la historia del teatro mundial. No falta nada. Y nunca estuvo menos que bien .
La recuperó, para la juventud, 7 vidas; volvió al teatro con Agosto , y también al cine con , entre otras 7 mesas de billar francés.
Lo dicho: era una grande. De las más grandes.
Siempre la he admirado y nunca he podido darle las gracias por todos sus personajes.

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