Saoirse Ronan. Gemma Arterton
En general, me gusta mucho Neil Jordan, su elegancia y cierta ambiguedad en sus narraciones.
Eso no quiere decir que me gusten todas sus películas, algunas me gustan mucho y otras bastante poco.
Pero lo cierto es que entre mis favoritas están sus dos incursiones en el fantástico: la que fue su carta de presentación al gran público, En Compañía de Lobos, y su adaptación de Entrevista con el Vampiro.
Por eso esperaba mucho más de Byzantium.
Y quizás de ahí también mi decepción.
Nos encontramos ante una base y unos referentes muy atractivos y muy conocidos en el género: dos mujeres extrañas que llegan a un pequeño pueblo, ya sabemos que necesitan alimentarse de sangre para vivir y que tienen más de doscientos años.
Lo que ocurre entra dentro de lo previsible; una está cansada de esa vida y todo se complica cuando además conoce el amor o al menos la ternura.
Sin embargo, el director no parece demasiado convencido de su material y no se decide a darle entidad ni a la historia ( que salta del presente al pasado, para explicarnos el origen de la maldición ) ni a sus personajes. No hay poesía, no hay verdadera fuerza, no hay belleza, por mucho que la capucha roja sea un guiño a su versión de Caperucita Roja, está muy lejos de aquella.
Byzantium es por ello sólo un cuento oscuro, bien rodado pero que nunca pasa de lo superficial.
Y se queda en lo correcto.
La corrección es algo bastante aburrido cuando esperamos más y cuando el material lo merece.
Público
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