NOVELA: NW LONDON de Zadie Smith

Salamandra
384 páginas
También disponible en ebook.

Me fascinó la mirada de Zadie Smith en su anterior novela, Sobre la belleza, y no sólo su mirada, sino también su capacidad de transmitirlo en palabras, su lucidez, su inteligencia , su sensibilidad y su ironía.
Lo que en apariencia era ligereza, escondía un estudio perfecto del alma humana y de la volatilidad de la vida. No en vano, el referente de la autora era el británico E.M. Foster, a quien incluso homenajeaba en una bonita escena, trasunto de otra en Howards End.
Lo dicho: recuerdo esa novela como una de las que mas he disfrutado en los últimos años. Por eso me abalancé sobre NW quizás con unas expectativas excesivas.
Lo cierto es que no puedo decir en ningún caso que su lectura haya sido una decepción. No sería justo. La mirada sigue siendo igual de amplia y perspicaz, y la escritura sigue conteniendo la misma capacidad para dibujar situaciones y personajes. También persiste el humor aunque aquí sea un poco más triste.
Lo que cambia es, sin duda, la apuesta, la propuesta de su autora, y con ello, el riesgo.
NW London es una novela coral aunque sean cuatro sus personajes principales. Pretende trasladar, entiendo, el entorno multicultural de un barrio de la capital británica, siendo al mismo tiempo, un reflejo del paso del tiempo, de las promesas y los sueños, de los cambios propios de la vida entre la adolescencia y la madurez, también una crítica a cierta intelectualidad económica: Es decir, lo que podía convertirse en un cuadro localista, se extiende más allá y universaliza de alguna manera su contenido.
Pero la narrativa opta por una opción que no sé si denominar más abstracta o un poco mitológica; así, comenzamos en un fresco costumbrista, muy logrado, donde un hecho fortuito desencadena ciertas complicaciones en las relaciones entre sus personajes; luego nos encontramos con una especie de Ulises, también una parte muy conseguida, que deambula entre varios personajes cruciales en su vida a lo largo de un sólo día; a partir de ahí, tengo que reconocer que me pierdo un poco, en la larga historia de amistad y derrumbe desde la infancia, a través de breves estampas y en los dos capítulos finales que ¿cierran? el círculo.
Repito: nada que decir sobre el hecho de que Zadie Smith es capaz de atrapar los flecos de la realidad y convertirlos en jirones de vida, dándoles la lucidez de un Chejov sonriente. Eso está aquí como estaba en su obra anterior.
Pero NW me produce desconcierto.
Siempre digo que es necesario tener en cuenta la subjetividad de cualquier lectura y, consecuentemente, la posibilidad de que, simplemente, yo no haya conseguido entrar.
Lo siento entonces.

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