CINE: SOLO DIOS PERDONA de Nicolas Winding Refn

USA/ Francia 2013
Ryan Gosling. Kristin Scott Thomas. Vithaya Pansrigarm

Solo Dios perdona, recibió en Cannes un absoluto vapuleo de la mayoría de la crítica. Era como el reverso a lo que había ocurrido cuando , no recuerdo si uno o dos años antes, presentó allí Drive.
Efectivamente, creo que la más reciente es menos redonda que la primera , aunque también más arriesgada y no exenta de atractivos. Pero sobre todo, creo que las dos tienen muchos puntos en común, y me resulta incomprensible que pueda adorarse una y odiar la otra.
Drive partía de un guión transparente , encuadrado en cine de género clásico, dotado de una estética de influencia ochentera pero, sobre todo, muy elaborada.
Pero había mucho más, y es que el director parecía jugar con referencias mitológicas que universalizaban la historia y la elevaban a un nivel de abstracción. Así, el personaje principal, era una especie de centauro mecánico, en el interior del cual, dormía la naturaleza de un escorpión; pero existía un corazón que, considero que más que permitirle enamorarse, le empujaba a anhelar el amor.
Sólo Dios perdona, es también cine de género, una mezcla entre el de gansters más sanguinario y el de artes marciales, cuando este utiliza como escenario interiores de neón y oscuridad pintados de exotismo. La historia, aunque aquí su narración revista mayor complejidad y esté menos depurada, es también relativamente simple: una venganza materna y un sustrato de veneno en el seno familiar, cuna de antiguos y terribles pecados.
Pero sí es cierto que las referencias y la abstracción son mucho mayores, como si su director se atreviese a situar la narración en una dimensión diferente, casi encerrando a sus personajes en la pantalla, haciéndolas en infinidad de ocasiones mirar frontalmente y mezclándolos en espacios hasta que por momentos podría parecer que todo sucede en una sola habitación.
Por lo que respecta a su base, están Edipo y Medea, una familia de dioses capaces de sobrevivir con éxito en medio de una colección de pecados sólo posible en una ausencia total de moralidad,  pero también, y creo que esa es la base de esta cinta y en especial de su título, está el Diablo. No en vano es esa la frase que pronuncia el hermano muerto antes de encaminarse a su última noche "Ha llegado el momento de conocer al Diablo"; parece como si, harto de que el veneno sólo se limitase a corroerles por dentro, decidiese que era el momento de atreverse a conjurar al Principe de las Tinieblas. Así, a partir de ese exorcismo terrible y cruel, todos los miembros de la familia se tendrán que enfrentar al hombre/ diablo, ese ser que incluso aparece en sueños premonitorios y que se diferencia de Dios, no en conceptos tan genéricos como el bien y el mal, sino en que él no perdona, sino que reclama el precio siempre, hasta el final. Adornarlo de extravagancias como su pasión por el karaoke quizás sea un recurso meramente, esta vez sí, estético.
En medio de todo esto, los actores sólo podían moverse en extremos, Ryan Gosling ( de nuevo con un corazón que late escondido ) en su perfecto hieratismo, y Kristin Scott Thomas en la más absoluta vulgaridad, el punto más alejado de sus papeles habituales. Perfectos ambos.
Repito, Sólo Dios perdona es arriesgada, expresiva hasta el exceso en su violencia, depurada en su narración hasta dejar al espectador muchas líneas de fuga por las que continuar la historia. Es difícil pero me niego a considerarla fallida; es una muestra más de un imaginario peculiar y  libre, y que seguramente tendrá muchas sorpresas que ofrecernos.
Me gusta Sólo Dios perdona, y lo digo casi como una declaración de principios.

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