NOVELA: ABSOLUCION de Luis Landero

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320 páginas

Creo que fue Cervantes, padre e inspirador de una casta de escritores españoles que entendieron la narración como una aventura rigurosa, utilizando como únicas armas, la inteligencia, la honestidad, el ingenio y el lenguaje.
Escritores castizos, de raza, a los que apasiona contar historias desde la contemplación de la vida y el paisaje.
Cada uno con su estilo, pero todos con mucho en común , los Baroja, los Pérez Galdós, más recientemente los Cela, y tantos, tantos otros.
Creo que en el panorama actual, es Luis Landero el más cervantiano ( si tal adjetivo existe ) de nuestros escritores.
Con una prosa que va desde lo antiguo a lo moderno, y que manejan con maestría, estos narradores son en muchas ocasiones también creadores de Quijotes, no por su ilusión e ingenuidad, sino por la capacidad de hacer especial la vida de personajes cotidianos, y por convertir en territorio de aventuras, ámbitos geográficos de todos conocidos.
Absolución, reune una vez más las mejores condiciones de este creador que desde Juegos de la edad tardía, aquel deslumbrante debut, no ha cesado de regalarnos joyas, algunas con mayor o menor brillo; consigue otro guiso, por el que apuntarlo al club de escritores antes citados , no tiene nada de exageración.
Es Lino un hombre corriente; con sus manías y sus peculiaridades, pero como cualquiera.
Contemplando su vida desde un prisma gris, no tendría nada que destacar , ni su familia, ese padre sufriente e insufrible, esa madre apocada, ni su falta de arraigo en ningún trabajo, ni su miedo a cualquier tipo de compromiso, ni su dejar que sean los acontecimientos los que siempre le marquen el camino.
Sin embargo, el autor, que quiere con ternura a sus personajes, cambia el cristal, para teñir esa vida de colores y otorgarle dimensiones que oscilan entre el cuento, la magia , la sorpresa, con el salto mortal de  conseguir no abandonar nunca el realismo.
Y así, el hombre que pintaba a las moscas, conoce a la muchacha cazadora, y al sabio, sufre el ataque del demonio, pierde su alma en el laberinto, y emprende un viaje a ninguna parte, una pequeña odisea por tierras de castilla, un Orestes en los campos de Soria.
Repito, en otras manos , sería o podría ser un relato hueco, aquí navega con humor , mucho humor, pero también mucha sensibilidad, entre el relato de aventuras en una dimensión interior y el viaje mitológico, pero sin olvidar las raices caseras, navegando entre costumbrismo y esperpento, una epopeya garbancera, para entendernos .
Es Landero de nuevo maestro en la creación de personajes. A los que ya he citado, habría que incorporar a Galvez , único en su labor de guía, de ángel rescatador; Olmedo, un robinsón literario, y, por supuesto el perro Comediante.
También lo es, de nuevo , en manejar la prosa, y en utilizar referencias que nunca pecan de pedantes. Maestro por tanto en forma y en contenido.
Y con esas herramientas, con esos mimbres, acompañamos al héroe, extraño héroe pero ¿porqué no? en su disquisición, su intento de descubrir el sentido de la vida , o , más simple, de entenderla; para llegar a la sabia conclusión de que a la vida , ni se la entiende ni se le busca sentido. La vida simplemente se vive, y se puede seguir viviendo mientras haya vida.

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