CINE: LOS DESCENDIENTES de Alexander Payne

USA. 2011
George Clooney. Shailene Woodley. Beau Bridges

Payne es verdaderamente un personaje singular.
A pesar del éxito que hasta ahora han tenido todas sus películas, tanto de crítica como de público, continua trabajando con un ritmo pausado de producción que hace que entre una y otra existan siempre varios años de espera.
Pese a ese éxito, continua siempre en un nivel cercano, alejado de los grandes presupuestos y las propuestas grandilocuentes.
Pero lo que más me sorprende, está en sus elecciones de contenido y estilo.
Payne habla siempre de personas normales, con vidas más o menos normales, sometidos a acontecimientos también normales, habla de la vida.
Y lo hace siempre con un estilo que consigue transmitir una absoluta transparencia narrativa, un equilibrio sorprendente y una ausencia total de dramatismos. Esto último es todavía más valorable cuando, como en este caso, y en  algún otro, habla de asuntos tan proclives a precipitarse en el melodrama como la infidelidad o la muerte de un ser querido.
La elección es hacerlo desde el punto de vista de las relaciones humanas y de los comportamientos , no siempre coherentes pero sí comprensibles si entendemos que hablamos ( una vez más ) de personas y no de personajes.
Pero además Payne, se referencia al cine clásico, en concreto al género de la comedia hollywoodense de su época dorada, no sólo en la elección de actores como Clooney, Giamatti o Nicholson, sino también en el tratamiento dado a ciertos personajes ( en este caso la niña pequeña o el compañero de la mayor ) y a situaciones que podrían recordarnos cualquiera de ellas, como la observación de la casa desde el seto.
El posible drama siempre está decorado con humor. Y esta es otra apuesta que tampoco es fácil por el desconcierto que puede producir a muchos que, en situaciones en apariencia dramáticas se potencie la sonrisa ( un ejemplo es la visita de la esposa al hospital, que amenaza lagrima y termina en una resolución divertida y tan grotesca como somos a veces los seres humanos ) .
Esto último nos demuestra también que el director no se deja llevar por lo fácil, sino que entiende que aparentar sencillez es muy complejo.  
Con todo ello, y una buena escritura detrás, Payne consigue que las emociones lleguen a la pantalla con una sensación absoluta de pureza, y que en sus películas se perciba cierta serenidad de clásico.
Además, Los Descendientes tiene otro valor frente a sus obras anteriores y es la luz, el color y el paisaje de Hawai, que insufla a todo el conjunto una vida especial, rupturista una vez mas con la historia que se cuenta, y que en algún momento incluso me ha transmitido un agradable aire de comic.
Lo que en ocasiones hace difícil el cine de este director, es que está situado a contracorriente : no es el tipo de cine que se consume ahora.
Una pena
Ojala existiesen más películas así.

Púlico

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