Dirección Musical: Petr Hapka
Con Veronika Miklova. Martín Kalous. Pavel Marek Jr
Deseaba ver desde hace tiempo al Teatro Negro Nacional de Praga, del que tenía excelentes referencias.
Ahora creo que he tenido suerte: Alicia en el País de las Maravillas, debe ser algo así como un compendio de todas aquellas técnicas aprendidas por la compañía. Así, recorremos por supuesto la cámara oscura, pero también el teatro de sombras, los títeres gigantes, el clown, las marionetas, la música y el baile etc
Con todo ello, sus artífices nos cuentan una Alicia donde el argumento es lo de menos, ante esta niña que, posiblemente habiendo regresado ya de su viaje anterior, es capaz de enfrentarse sin buscar explicaciones, a un mundo mágico, seguramente el regalo de un padre y un libro a una enfermita, y de disfrutarlo y divertirse en la sorpresa.
En este mundo, vemos como crecen las flores de un jardín, vuela una ciudad, alguien baila sobre una partitura, las notas musicales se convierten en notas danzarinas... por supuesto nos encontramos a personajes conocidos como el conejo o la Reina de Corazones, pero repito: es una especie de fiesta de ilusión.
Lo que más me llama la atención de este encantador espectáculo, es el nivel artesanal de toda la propuesta, su espíritu un poco circense, su ingenuidad ; y como con eso se consigue un nivel de fantasia, muy superior al que hemos visto en proyectos mucho más elaborados.
El Teatro Negro Nacional de Praga desborda buen hacer, muchísimo amor y un montón de ganas de compartir. Ya sé porque esta compañia es un clásico, espero que le queden siglos de vida.
Público
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