Stephen Dorff. Elle Fanning. Chris Pontius
Desde que debutase con la magnética Las Vírgenes Suicidas, Sofia Coppola se ha dedicado en sus otras tres películas a trasladar varias versiones de la nada. O quizás sea mejor decir del aburrimiento y las vidas sin sentido. Incluso en la de aquellos personajes a los que acontecimientos históricos muy por encima de ellos, han rescatado del anonimato.
Y es que tanto Maria Antonieta como la pareja de Lost in Traslation o este Jonhy Marco tienen en común su vocación por perder el tiempo, su sensación de vacío y sus nulas necesidades. A unos los rescata ( ¿ o es un espejismo ? ) el amor, a otros los condena la Historia, a este actor su hija lo salva, y creo que en este caso, desde ese automóvil inicial que gira sin sentido, al mismo coche abandonado con una sonrisa, nos encontramos ante la película más esperanzadora de su autora.
Marco es un actor, parece buen tío, tiene algún exceso ( tan patético como las bailarinas de habitación ) pero muy ligeros: no es un maldito, quizás eso le hubiese dado a su vida otra perspectiva más activa; se mueve en la nada, en "nowhere"; y aunque su hija puede ser el detonante, creo que en la mirada y los pequeños gestos de Dorff ( que excelente interpretación, eso sí es contención ) ya atisbamos desconcierto y búsqueda.
De Coppola me gusta su sensibilidad y su inteligencia, que le llevan a salir victoriosa de una propuesta arriesgada por su total depuración y conseguir que le acompañemos y que incluso nos llegue la emoción verdadera. También me gusta su caligrafía. Sólo puede echársele en cara cierta repetición temática.
Quizás a esta película le pese el León de Venecia, las películas pequeñas deben de disfrutarse con otra intimidad y sintiendo su descubrimiento.
Por lo demás, antes escribía "nowhere" que creo es el punto de partida para llegar al "somewhere" del título, un lugar que, nos dice Coppola, está siempre dentro de nosotros mismos, y muy cerca del corazón.
Público
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