CINE: NADER Y SININ. UNA SEPARACION de Asghar Farhadi

Irán 2011
Leila Hatami.. Peyman Moade. Shahab Hosseini. Sareh Bavat. Sarina Farhadi

Cuando llegué a Madrid en el año 82, sólo existían unos cines especializados en V.O., los Alphaville, hoy Golem, donde lo habitual era encontrar películas de Tanner , Godarg, Tarkovski o Rohmer, estrenos como Greenway , y en algún caso, rarezas de países cuya producción cinematográfica no pasaba de los festivales.
Hoy las cosas han cambiado y en Madrid son ya muchas las salas de versión original, Rohmer o Greenway, por ejemplo, han accedido a una distribución más plural, y han aparecido nuevas cinematografías capaces de trasladar al mundo mucho más que folklore o problemas localistas.
De esto último, Nader y Simin ( en los Alphaville / Golem ) es un muy buen ejemplo: ya no debemos asumir la lentitud de otros lenguajes ni lo críptico de su mensaje, no es necesario vestirse de cinéfilo para disfrutarlas; el producto cinematográfico que se nos ofrece tiene la forma de un thriller judicial lleno de fisuras y que, en lo que a su trama básica se refiere, podría ocurrir en cualquier lugar del mundo.
Por otro lado, es cierto que cualquier historia, por universal que sea, cuando opta por la realidad es una forma de enfrentarnos a la sociedad que retrata; en este caso, nos ofrece un mosaico de un país donde los posibles avances en derechos, contrastan con rémoras de otros tiempos; donde la existencia de cierta clase media, convive con la ignorancia; donde estos cruces pueden llevar a situaciones que rozan el absurdo, convirtiendo puntas de sainete en tragedia.
Su director opta por una realización sobria, directa y pegada a los primeros planos de sus personajes; con ello les traspasa la epidermis y es capaz de acceder a sus ansiedades, sus inquietudes, sus miedos, su necesidad de salvarse.
Partiendo de una anécdota sencilla, Farhadi avanza con pasos cortos y medidos hasta demostrarnos la fragilidad, no sólo de una estructura política, sino también, o tal vez por ello, de los seres humanos. Y lo hace con la sabiduría de quien es capaz de observar y contar sin tener que inventar nada.
El resultado es excelente.
Una última nota: en Irán, el cineasta Jafar Panahi sigue en arresto domiciliario . Un mundo donde aquello que se dice puede llevar a esta situación, es fácil que genere miedo. En los personajes de Nader y Simin hay muchas esquinas y puntos de oscuridad, que a nadie le extrañe.

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