Reino Unido. 2010
Colin Firth. Helena Bonham Carter. Geofrey Rush
Creo que el tema principal de esta película es el miedo. El miedo a no estar a la altura, el miedo a no llegar, el miedo, en definitiva, a los demás.
Y nos cuenta que ese miedo puede manifestarse de las formas más insospechadas y , generalmente, germina desde la infancia, como un quiste invisible pero que ya será difícil extirpar.
Pero, en esa oscuridad, también habla de lucha y de triunfo, y es ahí donde la emoción traspasa la pantalla en un final, no por conocido menos impactante.
Son muchos los factores que convierten en grande esta película:
Por supuesto, la escuela del cine inglés en el género histórico, al que siempre sabe acercarse con respeto pero veracidad, y por supuesto calidad y cuidado.
Por supuesto, unos interpretes perfectos que trasladan sus personajes desde el interior, en especial Colin Firth, capaz de hacernos sentir el dolor de corazón en la que es, no ya su mejor actuación sino una de las mejores del año.
Pero lo que personalmente valoro más es la elección estética de su director, que crea un teatro casi de cuento, donde los escenarios y , muy especialmente, las perspectivas elegidas, nos presentan una atmósfera casi gótica, en contraste con la sala de estar con chimenea donde la familia del doctor pueden identificarse con el refugio en el bosque.
En ese marco, se derrocha sensibilidad y humor, aunque nunca se deje llevar por los efectismos.
Y como base un guión modélico.
De pronto, todos los años hay una película que sorprende al ser capaz de gustar a casi todo el mundo desde un enfoque absolutamente clásico.
El Discurso del Rey es El Paciente Inglés de esta temporada.
Público
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