CINE: LA RED SOCIAL de David Fincher


USA. 2020
Jesse Eisenberg. Andrew Garfield. Justin Timberlake
Puede parecer un axioma algo artificial, pero resulta cuando menos curioso que la primera película conocida de las dirigidas por David Fincher fuese Alien III, el monstruo por excelencia. Lo digo porque a partir de ahí, este director se ha especializado en outsiders más o menos llamativos.
Así ocurrió con el protagonista de El Club de la Lucha, el asesino de Seven o el de Zodiac ( este último, una ausencia ) o , como no Bejamin Button.
En este caso la parábola tiene una lectura más compleja ya que ese ser extraño, no sólo no presenta rasgos excesivamente diferenciados de sus congéneres ( más allá de los meramente extravagantes ) sino que además se encuentra inmerso en uno de los paisajes más respetados de los EEUU : la Universidad de Harvad.
Y para terminar de complicarlo, llega a ser un ejemplo paradigmático de éxito y riqueza.
Sin embargo, nuestro protagonista es un cerebro asocial, un ser que cambiaría todas sus capacidades por ser uno más, en constante estado defensivo y, posiblemente, con unas conexiones interiores a las que no llegamos ni a asomarnos.
La historia que nos ocupa, basada en una biografía obviamente no autorizada, sobre el nacimiento de Facebook, sirve de nuevo a Fincher para demostrar su dominio narrativo, incluso con materiales tan pelígrosos, tan susceptibles de la complejidad excesiva o el maniqueismo más burdo. De acuerdo que el guión es excelente pero el director aporta un ritmo absolutamente medido y ( a ver si consigo explicarlo ) una especie de escenario en que la levedad con que están tratados los espacios, se enclavan con solidez en la variante tiempo, verdadero lienzo de esta película.
Por lo demás, en muchas ocasiones tengo la sensación de que, a la búsqueda de la claridad narrativa, Fincher recurre a símbolos de siempre: el eterno enamorado en silencio, el amigo fiel, el personaje diabólico... incluso los gemelos tienen cierto aire de referencia cómica clásica.
Y con todos esos mimbres , fluye esta historia, que de algún modo ya forma parte de la Historia, de fraternidades y traiciones, de genios y oportunistas, acelerada por los ritmos en que el éxito social y económico ha eclosionado en los últimos años.
Al final tengo la sensación de que el monstruo ha comprendido que, por mucho que haga, siempre seguirá siendo diferente , y es a partir de ahí donde decide tomar las riendas. Seguramente si hubiese sido capaz de percibir esto antes, sus decisiones no hubiesen estado tan peligrosamente influidas por la envidia o la frustración. Pero en cualquier caso, está donde está. Solo. Absolutamente solo.
Público

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