RELATOS: EL MUNDO SIN LAS PERSONAS QUE LO AFEAN Y LO ARRUINAN de Patricio Pron


Literatura Mondadori
217 páginas
Antes de comenzar quiero aclarar algo: no creo que lo que yo pueda escribir aquí esté mínimamente a la altura del texto que voy a comentar.
A veces me resulta fácil hablar de novelas, cuentos , películas, representaciones teatrales... otras me encuentro con obras hipnóticas, extrañas, con códigos únicos, que producen tantas sensaciones que me resulta francamente difícil saber por donde empezar o como trasplantar aquí mi experiencia al acercarme a ellas.
En cualquier caso, voy a intentarlo, y me bastará si consigo que sean más los lectores que se acerquen a disfrutar de esta aventura.
Siempre he pensado que es más difícil escribir un buen cuento que una novela, por la necesidad de concentración y de producir impacto con tan pocas páginas.
Además, pienso , seguramente sin motivo, que los buenos escritores de cuentos son más generosos: regalan un texto que, posiblemente tenga una difusión y un reconocimiento mucho menor que una pieza más larga y más publicable.
Desde este punto de vista , el maestro Pron es digno del cielo, y es que cada uno de estos relatos, sería susceptible de constituir en si mismo una novela, por su contenido, la riqueza de su estructura , su singularidad...
Hay mucha literatura, buena literatura en estas piezas, que juegan con las formas narrativas, desde el recuerdo al ensayo, aventurando experimentos tan audaces como repetir la misma historia cambiando sólo el tono o la distancia , o convertir un texto enciclopédico en un conjunto de histo´rias que remedan Las Mil y Una Noches.
Pero también hay mucho contenido, desde la lucidez, la inteligencia, y sobre todo, la valentía para mirar cara a cara a los seres humanos, con sus miserias , sus miedos y su desconcierto ante el mundo que les toca vivir.
Tengo la sensación de que existe un orden, que pasamos de propuestas más artificiales al reconocimiento de una soledad absolutamente simple y, por ello, descarnada. Como una especie de montaña que escalamos por una ladera hasta una vista literariamente potente pero en la que no podemos evitar un desencantado descenso.
Tengo también la sensación de que Pron, el maestro Pron, traza otra historia de Alemania, como un país culpable, destrozado e incapaz de reaccionar que olvida en su potencia que el objetivo es la vida de cada uno de sus habitantes.
No sé si todas estas sensaciones están justificadas.
Y tampoco sé lo que he escrito aquí es comprensible o servirá para que alguien corra a la librería más próxima para comprar este libro.
Si no ha sido así , que el maestro Pron me perdone: pero que conste que yo lo he intentado.
Público

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