TEATRO: MACBETH de William Shakespeare


Director: Declan Donnellan

Interpretes: Will Keen. Anastasia Hille. David Caves. David Collings. Kelly Hotten. Orlando James. Ryan Kiggell. Vincent Enderby. Jake Fairbrother. Nicholas Goode
Compañía Cheek by Jowl
Algunos clásicos muy conocidos juegan con desventaja cuando se trata de asistir a una representación. Es fácil que los aficionados al teatro hayamos visto algunas Bernardas Alba, muchos Sueños de Una Noche de verano e imnumerables Hamlets, Macbeths o Jardines con Cerezos y Tios Vania.
Al comenzar la obra ya conocemos el texto y, frente al deleite de escucharlo, se crea cierta sensacion de deja vu en la narración. no nos va a sorprender que se cuelgue Adela, simplemente esperamos a ver como lo hace.
Es fácil que si no se presenta nada nuevo, nos cerque el aburrimiento. Y así, cada nuevo visionado, el nivel de exigencia sube.
Cheek by Jowl visita Madrid por cuarta vez , un Middleton y tres Shakespeares, los difíciles y logrados Cimbelino y Troilo y Cresida y ahora este Macbeth.
Compañía que reune todas las virtudes generalmente atribuidas al teatro inglés, tiene además capacidad de innovación y riesgo, y entiiendo que con ese espíritu afronta una de las obras más conocidas del dramaturgo.
La decisión es despojar. Apostar por una representación donde nada se interponga entre los actores y el público: no hay escenografía, ni espadas, ni muebles, ni casi vestuario como tal, pocos efectos sonoros y, eso sí, una iluminación certera, única, capaz de crear sensaciones de tiempo y espacio así como de trasladar el interior de sus personajes.
Además asume el hecho teatral de forma que el coro es én ocasiones otra parte del público y los monólogos se dirigen directamente al espectador.
La maestría de sus creadores hace que se produzcan dos milagros:
Por un lado, la coreografía del movimiento es tan acertada que el escenario está siempre lleno aunque sólo haya en él un personaje, y no podemos apartar los ojos de lo que ocurre en escena.
En segundo lugar, el magno texto fluye perfectamente , en toda su poesía, en toda su complejidad dejándonos drisfutar de él como si fuese la primera vez que lo escuchamos.
Creo que nunca había seguido de una forma tan nítida la superficie narrativa de esta obra , de forma que puedo entender el devenir de sus personajes, sus razones , y esta , a pesar de cruel, también compadecible historia de amor de los dos monstruos, más que nunca centro de la pieza. Tampoco la turbiedad de su atmósfera me había saltado nunca a la cara de esa manera.
He visto ya varios Macbeths. No importa, aquí ha merecido la pena volver. Esta representación es inolvidable.
Público

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