CINE: ENEMIGOS PUBLICOS de Michael Mann


Existen Grandes Historias Americanas que conocemos y que su cine nos cuenta de vez en cuando.
La de Dillinguer es una de ellas y, en este caso, siempre nos planteamos que es lo que aporta la nueva visión.
Aquí, hay mucho . La visión de Michael Mann es absolutamente personal, fundamentalmente porque me da la sensación de que convierte esta cinta en un monumento a la imagen, y así nos encontramos con una cinta siempre en presente.
Intentaré explicarme:
Enemigos Públicos sucede en una época muy dada a la presentación preciosista ; sin embargo, los decorados no existen casí, más allá de lo necesario, e incluso a veces son sustituidos por fondos monocromos.
Tampoco sabemos nada sobre el pasado de ninguno de sus personajes, ni sus motivaciones, ni siquiera su entorno más cercano . Sólo sabemos lo que hacen en cada momento y, de una forma muy clara, lo que sienten : Dillinguer reconociéndose como una figura pública, Dillinguer en el momento en que se da cuenta de que nunca habrá salida ...
Y recorremos esta historia de algún modo muy realista pero tan estilizado que hay momentos, como la visita de su protagonista a la comisaría antes de acudir al cine, que parecen casi oníricos.
Por lo que respecta a su realización, y seguimos hablando de imagen, estas se comen la pantalla: son grandes , contundentes , casi aplastadas, como queriendo salir, lo que la convierte en un producto singular y muy atractivo.
Llegar a emocionar cuando algo se cuenta con la frialdad de un cirujano, dice mucho de lo que hay dentro. Y la muerte de Dillinguer nos llega como la de alguien por quien habíamos llegado a sentir algo cercano al afecto. ¿ Como ?
Público

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