Lo primero que sorprende en esta novela es sin duda su ambición: una narración de más de 600 páginas donde se recorre la epopeya alamena desde el fin de la Primera Guerra Mundial hasta la caida del Nazismo.
Sin ser una obra prolija en detalles y nunca deteniéndose en lo que para todos es ya conocido, la barbarie se traslada a través de sus efectos en la población civil y en sus escenarios , recogiendo los datos suficientes y manteniendo siempre la perspectiva de novela histórica , pero sin convertirla en un catálogo de fechas y sucesos.
De hecho , lo que la convierte en única es una visión que , al menos para mi, era hasta ahora desconocida : se elige contarlo todo desde dentro , desde la tripa del monstruo, pero desde un personaje de talante ( huy que fea palabra ) diferente .
El personaje principal, narrador único de Los Elementos Del Mundo es un intelectual nunca encandilado por los evangelios de la pureza de la raza y la deificación de su líder sino capaz de cuestionarlos pero incapaz de hacerlo en la práctica. ¿ Un cobarde? posiblemente desde una perspectiva simple así sea , sin embargo el autor nos hace navegar con maestría sobre los torrentes del miedo, de la culpa y, porque no, de la inutilidad de ciertos comportamientos heróicos.
No se justifica a nadie pero tampoco se acusa.
Y la novela funciona excelentemente a todos sus niveles : tanto como confuso y terrible viaje interior como en pantalla de proyección de unas circunstancias históricas de todos conocidas , a las que es capaz de aportar nuevos ángulos de mira.
Vuelvo al inicio : me sorprende y me gratifica la ambición de la propuesta, su riesgo y la inteligencia y compromiso con que está resuelta .
Es absolutamente recomendable.
Sin ser una obra prolija en detalles y nunca deteniéndose en lo que para todos es ya conocido, la barbarie se traslada a través de sus efectos en la población civil y en sus escenarios , recogiendo los datos suficientes y manteniendo siempre la perspectiva de novela histórica , pero sin convertirla en un catálogo de fechas y sucesos.
De hecho , lo que la convierte en única es una visión que , al menos para mi, era hasta ahora desconocida : se elige contarlo todo desde dentro , desde la tripa del monstruo, pero desde un personaje de talante ( huy que fea palabra ) diferente .
El personaje principal, narrador único de Los Elementos Del Mundo es un intelectual nunca encandilado por los evangelios de la pureza de la raza y la deificación de su líder sino capaz de cuestionarlos pero incapaz de hacerlo en la práctica. ¿ Un cobarde? posiblemente desde una perspectiva simple así sea , sin embargo el autor nos hace navegar con maestría sobre los torrentes del miedo, de la culpa y, porque no, de la inutilidad de ciertos comportamientos heróicos.
No se justifica a nadie pero tampoco se acusa.
Y la novela funciona excelentemente a todos sus niveles : tanto como confuso y terrible viaje interior como en pantalla de proyección de unas circunstancias históricas de todos conocidas , a las que es capaz de aportar nuevos ángulos de mira.
Vuelvo al inicio : me sorprende y me gratifica la ambición de la propuesta, su riesgo y la inteligencia y compromiso con que está resuelta .
Es absolutamente recomendable.
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