NOVELA: SIETE CASAS EN FRANCIA de Bernardo Atxaga

Atxaga me parece un excelente narrador al que debo placeres como el de Obabakoak, uno de mis libros de cabecera o Un Hombre Solo, una reflexión sobre el terrorismo desde la introspección que se convertía finalmente en una refexión sobre nuestro destino y nuestras decisiones , nuestra capacidad de compromiso y la duda.
El Hijo del Acordeonista era tan compleja que no podía ser perfecta pero sí excelente.
De Esos Cielos guardo un recuerdo muy suave .
Ahora nos vamos . Abandonando los entornos cercanos y más o menos identificables , el autor se embarca en una novela histórica con fondo de aventura , situada en el Africa Colonial.
Un salto bastante largo que en primer lugar me produce curiosidad .
Con cierto aire de novela juvenil , leyenda y referencias mitológicas , Atxaga consigue un lenguaje particular que , si bien bebe de las fuentes de los clásicos del género, se presenta diferente , tanto en su concepción como en su desarrollo.
Aquí no existen heroes , sino un grupo de personajes perfectamente perfilados , con sus pequeñas o grandes debilidades que a ratos parecen alcanzar la grandeza de las maldiciones . Todos ellos tienen algo que aportar y por lo tanto el protagonismo es relativo, saltando la narración de uno a otro , con total libertad pero también con orden y sentido.
También el humor en forma de ironía , está presente , seguramente como crítica al arcaico sistema de posesión que retrata.
Siete Casas en Francia se lee con la misma rápidez con que se desarrolla.
Creo que es un logro, si bien quizás en sus novelas anteriores había mucho corazón y es ese un aliento que en ocasiones se echa en falta.
No sé si diferenciar al novelista del narrador puede ser un concepto demasiado artificial.
Espero que Atxaga vuelva a casa pero si sigue viajando por ahí, también me iré con él.

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