TANNHAUSSER de Richard Wagner / Teatro Real

Existen obras de arte que considero sólidos monumentos capaces de justificar por si sólos la existencia del creador.
Pienso en Las Tres Hermanas o Macbeth en teatro, Las Meninas o En la Habitación en pintura, La Comedia Humana en novela, y por supuesto Tannhausser es para mi uno de ellos, desde su sensual obertura hasta la última nota.
Esta producción de el Teatro Real creo que es también un soberbio espectáculo teatral.
Ian Judge deja claro desde el inicio los tres factores que, creo, van a determinar el espectáculo:
Por un lado, una narrativa clara definida por una guía de colores contundente y precisa.
Por otro lado el dominio del movimiento escénico con unas coreografías que encajan tanto los movimientos de masas como las escenas íntimas, dominando perfectamente el espacio con cuyas perspectivas se atreve continuamente a arriesgar.
Y, por último, la búsqueda de la belleza estética, absoluta en casi toda la representación, con una iluminación que funciona como un pincel.
No creo que sea necesario entrar en la necesidad o no de la orgía, creo que es una elección del director y como tal tiene que ser aceptada, lo que nadie negará es que está fantásticamente resuelta.
Las cuatro horas de Tannhausser son una absoluta gozada, una delicia para los sentidos. Un espectáculo para mi absoltamente inolvidable. A la altura de Wagner.

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