ADVERBIOS de Daniel Handler

Reconozco que posiblemente no tendría un buen día, pero cuando inicié el primero de los extraños relatos que componen este libro ( alabado libro ), sentí que estaba entrando en un ejercicio vacio de aplastante vocación "moderna" ( ojo, las comillas quieren decir algo ), superficial hasta la bobería y captador, Dios sabe como y porqué, de una increible colección de alabanzas y de expectativas.
Frente a situaciones así echo de menos a Balzac, a Wilkie Collins, a Dickens ..... ( me saturan tanto esas situaciones que me crean una regresión, no me bastan Auster o Coetze ). Pero en este caso me confundí.
Seguí leyendo.
Poco a poco me pareció encontrar al autor , y es que debajo de estos relatos, sentí el fondo de un romanticismo triste y excéptico, tan excéptico que parece distanciarse cuando está utilizando el humor para afrontar el descubrimiento de que el amor es un sentimiento absurdo, incontrolable, atolondrado y en ocasiones muy frívolo. Sólo alguien que ha querido mucho , mucho más de lo que le han querido, puede usar su inteligencia para tomar esa posición , y sólo alguien que sigue anhelando triunfar en este campo , puede teñirlo de tanta ternura.
Y desde ahí, he disfrutado con la mayoría de este inteligente conjunto , de sus cruces, de sus juegos, de su tristeza, su hilaridad y su magia. He compartido el recuerdo de un minuto que se convierte en un amor eterno, he deseado esa amistad epidérmica hasta el final, he sentido esa ironía hacia los pedantes, he apreciado la caridad de los extraños ... ( Tenesse Williams dixit, y aquí me parece una referencia muy adecuada ).
En definitiva me ha gustado Adverbios, me ha interesado su autor.
Sólo una pega : en la solapa lo describen como admirador de Murakami , Dios mío ¿ no será al revés ?.

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